Por Miguel Ángel/El Informador
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WYOMING, MI (ELINF).- Hola mis queridos documentados e informados amigos del Informador. Esta ocasión vamos a hablar de aquello que todos hemos sentido alguna vez (no sean malpensados) el miedo. El miedo, según la Real Academia Española de la Lengua, es el sentimiento de inquietud producido por una persona o cosa que se considera dañina o peligrosa. Ahora bien, cada uno hace con su propio miedo lo que cree conveniente: unos lo esconden, otros lo evitan, otros lo utilizan y otros, como el estadounidense Jeb Corliss, lo reta.
Este chico con 35 años, al que algunos ya consideran más pájaro que humano, ha retado al miedo, saltando 1500 veces desde Las Torres Petronas, La Torre Eiffel, El Cristo Redentor de Rio, etc. Lugares en los cuales la mayoría de las personas solo observamos el maravilloso paisaje, mientras que Jeb deja que el paisaje le observe a él saltando desde el punto más alto, para aterrizar abriendo un paracaídas.
Todo esto viene de lejos, de un niño que descubrió el poder del miedo. A Jeb le diagnosticaron counterfobia, una condición psicológica que le obligaba a enfrentarse a sus más profundos miedos. Así, se pasó la infancia jugando con serpientes, escorpiones y nadando entre tiburones, algo anormal la criatura.
Pero esto es un juego peligroso, dos participantes se enfrentan cara a cara durante apenas unos minutos y a más de 150km/h, la vida y la muerte.
Jeb ha tenido varios accidentes, el último el pasado mes de enero en el parque natural de Table Montain en Sudáfrica, Corliss no abrió lo suficientemente rápido el paracaídas, y lo que podía haber sido una victoria para la muerte, afortunadamente fue un desliz de la vida, Jeb solo se rompió las dos piernas.
Como en la mayoría de los deportes de riesgo, el que pone en juego su vida es el que marca las reglas, por lo que Corliss quiere pasar al siguiente nivel y lleva siete años intentando vivir una nueva experiencia: volar con Wingsuit, un traje que incorpora membranas entre los brazos, piernas y tronco, y aterrizar sobre sus pies, sin ningún tipo de paracaídas y como el mismo dice, “vivir para contar la historia”. Pero este proyecto está aún parado debido a que necesita una inversión de más de 3 millones de dólares para que se pueda desarrollar un tipo de dispositivo que permita facilitar el aterrizaje.
Este deporte de riesgo se llama humanfligh, la mayoría lo llamamos locura, pero ¿quién no ha soñado alguna vez con ser pájaro? Todos. Pero lo nuestro es tan solo sueño, mientras que Jeb rompe con esa utopía para convertirlo en realidad.
Al fin y al cabo me ha dicho un pajarito que o aprendemos a controlar nuestros miedos o dejamos que esos miedos nos controlen. Nos leemos la próxima y recuerden: “Más vale pájaro en mano…”.
