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Una crítica constructiva

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Opinión Casa Editorial El Informador

¿Señor Molina por qué usted apoya a las personas que no tienen licencia para vender comida? Esa fue la pregunta que me hicieron la semana pasada mediante una llamada telefónica.

Esta pregunta me llamó mucho la atención y a la vez me incómodo y molestó un poco, sobre todo porque me hizo recordar mis inicios en este país, pero lejos de entrar en una discusión sin sentido solo respondí con la siguiente pregunta ¿A qué se refiere y por qué la pregunta?

La persona que me cuestionaba, la cual no diré su nombre por respeto, me respondió lo siguiente: Por qué lo mire señor Luis el otro día en un estacionamiento comprándole comida a una señora y estoy segura que esa mujer que vende en la calle no paga impuestos y ni licencia para vender comida tiene.

Aquí es donde digo que llamó mi atención y me incomodó su tono al decirlo ya que recordé mis primeros días en este país, días donde tuve que buscar las mismas oportunidades que anda buscando la señora a la cual le compré la comida, a mi mente vino el recuerdo de cuando llegue al estado de Colorado donde me tocó ir a tocar puertas para ofrecerme a limpiar la nieve, las hojas de los árboles en los patios y muchas otras cosas que hice para poder ganarme el pan honradamente y de eso créanme que no me avergüenzo.

Ahora me considero un hombre exitoso, con un trabajo que me encanta y un estilo de vida bueno, pero no siempre fue así, para lograr estar en el punto que me encuentro ahora tuve que tocar muchas puertas y si todos me hubieran negado la ayuda yo no estaría aquí.

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Por eso ante el cuestionamiento de esta persona solo le respondí: “Hoy fue por ella ya mañana será por mí”.

Quiero que sepan que yo sabía que esa mujer a la que le compré comida no tenía los permisos ni las licencias necesarias, pero simplemente consideré que estaba haciendo una buena acción al ayudar a alguien que lo necesitaba.

Sepan estimados lectores que siempre apoyaré a mi gente trabajadora y el simple hecho de que trabaje en un medio de comunicación no me hace mejor que nadie.

Al contrario, si tenemos las posibilidades es nuestro deber apoyar a esta gente que lucha día a día por salir adelante, porque no están pidiendo dinero regalado al contrario tratan de ganárselo honradamente y si nosotros somos los primeros en criticarlos y en negarles el apoyo, nunca saldrán adelante.

Mi intención tampoco es hacer cambiar a las personas esas ideas, la libertad de pensamiento es muy grande y respeto todas las posturas, pero para mí el valor de la empatía es muy grande ya que consiste en ponerse en los zapatos de los demás y algo que hagamos por ellos en el hoy se te vera gratificado en el mañana, “hoy por ellos mañana por nosotros”.