Editorial por Luis Molina
No cabe duda que la terrible pandemia del Covid-19 ha sido una de las más catastróficas de nuestra época, pero no les quiero hablar mucho de la enfermedad. Esta vez le hablaré de algo que causó y sin darnos cuenta está causando daños peores que dicha enfermedad.
Recientemente me tocó platicar con un amigo querido, que es padre de familia y tiene hijos en la adolescencia, quien con lágrimas en sus ojos me contó los daños tan severos y la gran depresión que sus hijos tienen a raíz del encierro que pasaron por la pandemia.
El padre reconoció que fueron muy estrictos con sus hijos y no los dejaron salir para nada por meses, no aceptaron que ningún familiar y amigo los visitara, pero lo que nunca se dieron cuenta es el gran trauma y depresión en la que cayó uno de sus hijos sino hasta después de meses.
Los jóvenes y los niños tienen toda la energía del mundo y lo que más necesitan es pasar tiempo de calidad y recrearse. Por lo tanto, siendo realistas un joven encerrado por meses en su casa es de esperar que su estado emocional cambie si no estamos pendientes como padres.
No estamos diciendo que no se deben de cuidar del Covid sino que los padres, muchos sin darse cuenta, han creado ellos mismos un gran problema al encerrar a sus hijos en cuatro paredes, han sido demasiado estrictos con ellos y al final se dan cuenta que ya están sumidos en una gran depresión muy tarde.
Aún bajo esta pandemia hay muchas cosas que como familia se puede hacer juntos, pero la realidad es que muchos padres encarcelan a sus hijos privándolos de muchas actividades que al final del día no se enferman de Coronavirus, pero terminan con serios problemas mentales, depresión e incluso muchos quitándose la vida.
