Chicago (IL), 6 sep (ELINFORMADORUSA/EFEUSA).- La brutalidad policial, que, según activistas, se ejerce sin control en Chicago contra las minorías, se sienta en el banquillo de los acusados desde hoy con el inicio del juicio del oficial Jason Van Dyke, acusado del asesinato en 2014 de un adolescente afroamericano de 17 años.
Han transcurrido más de cuatro años desde la noche en que Laquan McDonald recibió 16 balazos disparados por Van Dyke, varios de ellos por la espalda, pero la tensión racial no ha decaído en la ciudad y el tema sigue muy politizado y se cree que habría sido la causa del prematuro fin de la carrera de Rahm Emanuel al frente de la Alcaldía de Chicago.
Emanuel anunció sorpresivamente este martes que no buscará la reelección el próximo año para un tercer mandato, y, aunque no dio razones, medios locales apuntan a que su decisión estaría vinculada a la pérdida de apoyo y de votos que ha sufrido en la comunidad afroamericana.
El alcalde fue acusado de encubrir a la Policía local, al retener durante más de un año la divulgación del video que mostraba la muerte de McDonald, acribillado por un policía blanco, al resistir el arresto armado con una pequeña navaja.
La controversia provocó una investigación federal sobre presunta violación de los derechos civiles en el Departamento de Policía de Chicago.
Van Dyke, de 40 años, enfrenta seis cargos de homicidio en primer grado, 16 cargos de agresión agravada y un cargo de mala conducta en el cargo.
Una sentencia negativa seguramente iba a tener consecuencias negativas en el futuro político de Emanuel, quien retiró su nombre de la escena cuando ya había recaudado 10 millones de dólares para el fondo de la campaña de la reelección.
Los primeros días del juicio serán dedicados a la selección de los doce jurados, entre cincuenta candidatos que deben responder a un cuestionario elaborado por fiscales y defensores con la supervisión del juez de la causa, Vincent Gaughan.
En los alrededores del edificio de la corte, que ha sido aislado con barreras de seguridad, se verá más actividad estos días por las manifestaciones de protesta que realizará una coalición de organizadores políticos y activistas comunitarios afroamericanos.
El 86 % de los habitantes del Condado de Cook está familiarizado con el caso, según una encuesta encomendada por el equipo de defensa de Van Dyke, y el 51 % dijo estar convencido de que el policía era «definitivamente culpable» de asesinato.
Eso hizo que los abogados trataran de realizar el juicio en otro condado, por considerar que su cliente no sería tratado con imparcialidad por el jurado, pero el pedido fue denegado por el magistrado.
La familia de McDonald hizo saber que se busca «justicia, no venganza», y su tío abuelo, el pastor Marvin Hunter, pidió que haya paz durante el juicio.
«No queremos ningún acto de violencia, antes, durante o después del veredicto», declaró a periodistas, tras advertir que le preocupa que «fuerzas externas» puedan provocar problemas.
Se anticipa un juicio de alto voltaje porque la defensa ha adelantado que cuestionará los antecedentes penales de la víctima en el sistema judicial juvenil, y llamará a testigos para que afirmen que Laquan era propenso a la violencia.
La condena de un policía por homicidio, por su participación en un tiroteo en acto de servicio, no es común en el condado de Cook, por lo que una absolución también es considerada posible, a pesar de las reacciones que podría provocar.
Este mediático caso se asemeja al que la pasada semana se cerró en Texas, cuando un jurado del condado de Dallas declaró culpable de asesinato al expolicía blanco Roy Oliver que en abril del año pasado abrió fuego contra un vehículo en el que se encontraban cinco adolescentes afroamericanos desarmados, provocando la muerte de uno de ellos.