WHASHINGTON
Los Gobiernos de EE.UU. y Guatemala firmaron hoy un acuerdo que obligará a la mayoría de los migrantes que atraviesan el país centroamericano a pedir asilo allí, en vez de en territorio estadounidense.
Por sorpresa, el presidente Donald Trump pidió a la prensa que entrara en el Despacho Oval de la Casa Blanca para que presenciara la firma del pacto con Guatemala, ceremonia a la que asistió el ministro guatemalteco de Gobernación, Enrique Degenhart.
«Hemos estado tratando con esto durante mucho años con Guatemala y otros países. Ahora estamos en un punto en el que nos llevamos bien y que hacen lo que les pedimos que hagan. Creo que va a ser una cosa genial para Guatemala, ellos tampoco quieren esos problemas», manifestó Trump.
Por su parte, el presidente de Guatemala, Jimmy Morales, aseguró que el acuerdo evita que se hagan realidad las amenazas de Trump sobre aranceles a las importaciones e impuestos a las remesas.
«Por medio de las negociaciones también se evitan sanciones drásticas para Guatemala, muchas de ellas orientadas a golpear fuertemente la economía, como gravámenes a las remesas», así «como la imposición de aranceles a nuestros productos de exportación y restricciones migratorias», dijo Morales en redes sociales.
El acuerdo, hecho público por el Gobierno guatemalteco, no menciona el término «tercer país seguro», expresión que la Agencia de la ONU para los Refugiados emplea para designar a aquellas naciones donde se reubican los refugiados que tenían previsto llegar a otro destino.
Bajo el acuerdo, los solicitantes de asilo que llegan al país serán enviados de vuelta a Guatemala si, en su ruta hacia el norte, han atravesado el país centroamericano antes de llegar a territorio estadounidense.
En vez de volver a sus países de origen, esos migrantes que lleguen a EE.UU. serán devueltos a Guatemala.
El texto, sin embargo, establece excepciones: sí podrán solicitar asilo en EE.UU. aquellos que, a pesar de haber pasado por Guatemala, sean considerados «menores no acompañados» o sean individuos que ya cuentan con un visado estadounidense o procedan de países que no necesitan ese documento para ingresar en territorio estadounidense.
El acuerdo tendrá una vigencia de dos años y podrá renovarse antes de su vencimiento.
En una rueda de prensa telefónica, el secretario interino de Seguridad Nacional, Kevin McAleenan, aseguró que el acuerdo «estará en funcionamiento en agosto», una vez que los dos Gobiernos hayan completado una serie de pasos para ratificarlo.
En Guatemala, no está claro cómo se implementará el pacto dado que el pasado 14 de julio la Corte de Constitucionalidad (CC) otorgó un amparo provisional para que ese país no se convierta en un tercer país seguro, una decisión que ha sido recurrida por el presidente guatemalteco.
Entretanto en EE.UU., varias organizaciones defensoras de los refugiados ya prometieron que, si se aprobaba el acuerdo, intentarían bloquearlo en las cortes.
Poco después del anuncio, varias ONG, como Amnistía Internacional (AI), criticaron el acuerdo al considerar que Guatemala es un país peligroso para los refugiados y solicitantes de asilo.
De hecho, el propio Departamento de Estado pide a los ciudadanos estadounidenses que se replanteen viajar a varias áreas de Guatemala y, en su web, avisa que los crímenes violentos «son comunes», la actividad de las pandillas «está muy extendida» y, además, la policía no tiene recursos.
Otras ONG han cuestionado la capacidad de Guatemala para procesar las miles de peticiones de asilo que, de implementarse el acuerdo, recibirán de países como Honduras y El Salvador.
Al respecto, en el acuerdo, EE.UU. se compromete a «cooperar para fortalecer las capacidades institucionales de Guatemala», pero el texto no contempla fondos para ese punto.
Todavía se desconoce cómo se llevará a la práctica esta nueva política. El acuerdo no aplica a los guatemaltecos o los apátridas residentes en Guatemala, pero no establece qué hará EE.UU. con los nacionales de ese país que lleguen a su territorio para pedir asilo.
Este año, por primera vez en la historia, los nacionales de Guatemala han sido el grupo de ciudadanos que fue arrestado con más frecuencia tras intentar cruzar ilegalmente la frontera entre México y EE.UU.
El acuerdo suscrito hoy se enmarca en los intentos de la Administración Trump por reducir la migración a Estados Unidos.
A principios de junio, Trump intentó que México firmara un acuerdo para convertirse en un «tercer país seguro», pero el Gobierno de López Obrador lo rechazó.
No obstante, el mandatario mexicano acabó accediendo a acoger en México a los migrantes que están a la espera de resolver su petición de asilo en Estados Unidos.