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Esclavos de las redes sociales

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Opinión por Héctor Loya

Las redes sociales han tenido un gran impacto en nuestras vidas desde los últimos años y para muestra basta un botón ya que el pasado martes 5 de marzo hubo una caída en las plataformas de Facebook e Instagram.

Una caída que duró alrededor de una hora y en ese lapsus la mayoría de la gente casi se volvió loca, literalmente, ya que me tocó ver a muchos entre los cuales me incluyo que pensamos que nuestra cuenta había sido hackeada y quisimos reiniciar la versión móvil o hasta cambiar las contraseñas.

Una señal evidente de que estamos dependiendo seriamente de estas plataformas para poder vivir y poder satisfacer nuestra necesidad de entretenimiento.  Detrás de todo esto hay algo evidente y lamentable ya que el día que desaparezcan las redes sociales ¿qué va a pasar o qué vamos a hacer?



Hoy en la actualidad las personas ya no se miran a los ojos, agachan la cabeza para comunicarse y fijan la mirada en el aparatito que tienen entre manos. Se ha perdido ese calor humano que sentíamos al conversar entre amigos o familiares. Nuestro lenguaje era más gestual, más cálido, más entusiasta, solíamos mirarnos de frente a los ojos y gozamos con esa manera de conversar. Ahora todo ello se está perdiendo, somos esclavos en las redes sociales y la caída de hace unos días nos hace reflexionar sobre esto.

De las redes existentes el Facebook e Instagram son las más usadas, especialmente por los latinos, la cual cuando llega a caerse, ya que esta no fue la última vez, genera un vacío y una sensación de ansiedad por saber y conocer lo que está pasando en la nube.

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Estas plataformas sin darnos cuenta nos tienen atrapados en una atmósfera sofocante y perniciosa, una especie de neblina y un mundo que es real pero a la vez no, en el cual consumimos contenido y nos recuerda hasta lo que debemos hacer como un gancho para seguir consumiendolo.

 
Un ejemplo claro es las historias de años atrás las cuales el mismo Facebook te recuerda republicar, o también cuando no has actualizado tu estado te recomienda hacerlo de nuevo. Estas recomendaciones en poco tiempo se vuelven una conducta y  una obediencia la cual será repetida una vez y otra tal cual como corderitos que van al matadero, realmente un control sobre nuestras acciones que hacemos sin darnos cuenta y que no se cambia tan fácilmente por ese vínculo y vicio que hemos creado en las redes sociales.