Editorial por Luis Molina
La violencia en la ciudad de Grand Rapids ha aumentado considerablemente en la última semana, es algo que sin exagerar causa terror, pero también causa vergüenza. Porque una ciudad tan bella y tan próspera está siendo manchada y mancillada por la horrible violencia.
Y lo peor de todo es que la policía dio sus declaraciones al respecto y admitió que la violencia ya los ha rebasado por el hecho de que no cuentan con suficiente personal para atender las llamadas de emergencia y los casos se van archivando uno tras otro en los escritorios del GRPD sin que se les de atención prontamente.
Realmente da vergüenza, pero también es entendible que los policías no quieran trabajar en la ciudad y prefieran irse a otras estaciones o ciudades donde el trabajo es menor o mejor pagado, y lo peor es que los casos violentos ya están sucediendo de manera recurrente en el centro de la ciudad.
La población lo ha dicho muchas veces, tiene pavor de salir, porque en pleno día ya no respetan, ya hacen tiroteos a todas horas y este quien este, y el temor es de recibir una bala perdida en un fuego cruzado.
Es triste que la policía no pueda con los malandrines, quienes para mala fortuna se están aprovechando de la situación y hacer de las suyas.
Estas personas como siempre lo he dicho son escoria de la sociedad y el lugar donde deben estar es tras las rejas, donde no le hagan daño a nadie y donde respeten las reglas.
También los comisionados y líderes de la sociedad deben meter mayor presupuesto económico para el equipamiento y contratación de policías, ya que si no ofrecen mejores salarios y oportunidades a los uniformados simplemente seguirán yéndose a otros lugares en búsqueda de mejores oportunidades.
