Melquisedec Polanco El Informador
Unos dicen que las redes sociales son fascinantes, necesarias e incluso imprescindibles hoy en día. Otros las consideran prescindibles, peligrosas y hasta inútiles. Lo cierto es que desde que aparecieron en Internet, el mundo ha cambiado, y de qué forma.
Y los cambios a veces cuesta asimilarlos o convivir con ellos, lo que sí está claro es que las redes sociales en cualquiera de sus facetas o herramientas: Twitter, Facebook, Whatsapp, Youtube y demás, si no se manejan con tiento y con algo de inteligencia y prudencia o crítica pueden llevarnos a formar parte de una masa de borregos o una manada de seguidores tipo fans extremos musicales sin criterio ni opinión, simplemente, transmisores de cualquier noticia o comentario sin comprobación ni verificación.
Las redes sociales nos mantienen en contacto con la irrealidad del mundo real, con las redes sociales nos acercamos y participamos de la globalidad de hoy en día, del minuto a minuto de lo que pasa o deja de pasar en el mundo, nos hace permanecer durante mucho tiempo aislados y ajenos a lo que hasta hace poco llamábamos relaciones sociales de antaño, las de siempre, bueno al menos desde antes de la pandemia.
En las redes sociales cabe todo y de todo, puntos de vista encontrados, opiniones absurdas, insultos y grotescas frases y hasta la más osada ignorancia para intentar crear un mundo virtual creíble que nada tiene que ver con la realidad. Todo ello aderezado con eso de más y más seguidores o followers o más likes.
Las redes sociales son, en el fondo, un negocio de empresas y multinacionales que buscan ganar dinero y hacernos depender de ellas en cuanto a información y opinión, y para muestra basta un botón ya que en lo que va del año Facebook y sus aplicaciones ligadas se han caído y han dejado en evidencia cual obsesionados y dependientes estamos de ellas.
Aquí lo importante es que no caigamos en la equivocación o paranoia de creernos todo lo que dice y se comenta en las redes sociales, de entrar a formar parte diaria de un mundo de clics de tráfico intenso y ventanas abiertas y emergentes en continuo cambio de aquí para allá con pocos filtros y cada vez menos educación y cultura.