Chicago (IL), 30 abr (ELINFORMADORUSA/EFE News).-
Las edades de los niños en el centro Heartland van desde la más tierna infancia hasta los 17 años y, aparte de los 33 que dieron positivo al coronavirus, hay otros 36 niños inmigrantes que están bien de salud, y también serán liberados.
Mailee García, directora de comunicaciones de Heartland Alliance, dijo que esta decisión responde al fallo de la juez Dolly Lee, en California, quien ordenó al Gobierno federal dejar libres a todos los niños inmigrantes.
García indicó que la orden de la juez Lee aplica a todos los albergues y centros sociales del país a donde la Oficina de Refugiados y Reasentamiento (ORR, en inglés) ha enviado a miles de niños inmigrantes que venían buscando asilo político con sus padres.
García agregó que la meta principal ahora es reunificar a los menores con sus auspiciadores, que bien pueden ser en muchos casos tíos, tías y hasta abuelos «Nuestro objetivo principal es reunir de manera segura a los niños con un patrocinador, y estamos trabajando estrechamente con ORR para abordar estos problemas rápidamente», dijo.
En cuanto a los niños con coronavirus, García destacó que un doctor puede autorizar que regresen con sus parientes o auspiciadores, aunque ninguno de los niños presenta síntomas.
«Dado que los niños ahora están libres de síntomas de COVID-19, podemos obtener autorización médica para su liberación una vez que ORR apruebe su patrocinio», afirmó García.
Líderes de la comunidad inmigrante recibieron con júbilo la noticia que los niños serán liberados, después de varias protestas en las que se exigía la salida de los menores del centro.
«Es una victoria que dejen libres a estos niños y los reunifiquen con sus familiares», dijo a Efe el reverendo José Landaverde, pastor de la misión anglicana Fe, Vida y Esperanza,
Hace dos años, Landaverde inició una ardua lucha para que los centros como Heartland Alliance, que reciben a los niños inmigrantes a través de ORR, fueran cerrados.
Aunque Heartland Alliance permanecerá abierto, Landaverde dijo que estaba satisfecho con la salida de los niños.
«Todos teníamos la razón en ese momento porque era una violación a los derechos humanos», reiteró Landaverde.
La activista y también pastora del santuario Nuestra Señora de Suyapa, en Waukegan, Julie Contreras, dijo que casi lloró de emoción al saber que los niños ya no estarían detenidos.
«No me puedo imaginar a un niño tan pequeño y tan solo y en otro país sin que nadie le dé un abrazo o lo tome de la mano», indicó Contreras.albergue chica