Por: Miguel Ángel/El Informador
Wyoming, MI. –
Los acólitos no solamente terminaron como líderes, lo que les otorga la ventaja de cerrar todas las series en casa; sino que, lograron marcar la mayor cantidad de goles en la meta enemiga (40) con una impresionante diferencia de goles de más 15 (distinción que comparten con el León al tener la misma diferencia de goles).
Y bueno, eso de afirmar que “es el gran favorito” ya sabemos que suele ser medio temerario en el balompié mexicano; toda vez que “la maldición del súper líder” se parece al diablo (o al sancho, como usted prefiera) que nadie cree en ellos; pero, sí existen.
Para colmo de males de los laguneros, les tocó bailar con la más fea; es decir, que enfrentarán a los rayados de Monterrey que ya no son la oncena irregular de principios de la temporada y desde que el “Turco” tomó las riendas de la pandilla, el equipo ha retomado la peligrosidad que le caracteriza.
Si rayados la rompe y llega a la gran final, con el sistema de competencia que impera en el futbol nacional, se tendría que suspender la liguilla, para dar oportunidad a que el Monterrey viaje al Catar, para representar a la Concacaf en el Mundial de Clubes y así tener una final navideña.
Otros números que no son muy tomados en cuenta los ostenta por ejemplo Tigres, al ser la escuadra con la mejor defensiva, habiendo permitido solamente 14 goles en contra. El Necaxa fue el mejor visitante de la competencia logrando 18 puntos en patio ajeno de los 31 que consiguió.
El América siempre es contendiente al título y esta vez no será la excepción. El León bajo la batuta de Nacho Ambriz podría dar la campanada y llevar el título a la tierra en donde la vida no vale nada. Se antoja difícil que Monarcas avance a semifinales.
En el Querétaro vs. Hidrorayos saldrán chispas para ver quién es el afortunado que pasa a la siguiente ronda.
Espérennos que el noveno equipo de la liguilla, el de los hombres de negro, cumpla y que el VAR lejos de convertirse en un enemigo, trabaje como el gran aliado de los jueces para que entreguen buenas cuentas.
Nos leemos la próxima y recuerden: “La mesa está servida… disfrutemos del banquete.”