Abogada Raquel A. Salas Guzman
Aún no tengo palabras para expresar lo visto en la tarde del 6 de enero de 2021 en Washington, DC. Me recordó aquella ocasión, cuando hace apenas unos meses aquí mismo en Michigan un grupo de personas que apoyaban a Trump fueron a Lansing, y entraron al capitolio armados y provocaron escenas de horror y temor.
En esta ocasión, hombres y mujeres seguidores de Trump tomaron control del Capitolio en Washington, DC; con el marcado propósito de desconocer la voluntad popular expresada en las urnas durante las elecciones presidenciales este pasado noviembre donde el candidato demócrata, Joe Biden ganó las elecciones.
Y es que desde antes de las elecciones del 2016 Trump dijo que eran fraudulentas. Pero como él ganó en el 2016 estuvo contento. En el 2020, Trump continuó con esa narrativa y al perder las elecciones y el voto popular con un margen de más de 7 millones, decidió hacer todo lo posible para quedarse en el poder.
Trump se propuso y así lo expresó abiertamente, provocar e influir en los legisladores para que haciendo uso de prerrogativas constitucionales fallasen a su favor. Este acto hubiese sido un hecho sin precedentes en la historia norteamericana, de forma tal que hubiese logrado el desconocimiento de los votos electorales y que ellos, los legisladores, fuesen los que finalmente eligieran al Presidente.
El Vicepresidente Mike Pence, en un acto de gallardía y decoro, desoyó el pedido de Trump. Debemos saludar con espíritu patriótico este acto histórico del Vicepresidente Pence, pues su comportamiento dio al traste con lo que a todas luces no era más que la tentativa insólita en contra de la democracia más sólida en la historia de la humanidad.
Es tiempo de sanar.
Es tiempo de reconstruir.
Es tiempo de unidad.
Es tiempo de proteger y valorar el bien más preciado de todos los americanos: Nuestra Democracia.