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Películas y video juegos violentos contribuyen a la maldad

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Editorial por Luis Molina

La realidad es que las masacres con armas cada día van en aumento. Es lamentable la tragedia donde un individuo entró a una iglesia para quitarle la vida a las personas adentro, entre ellos niños, es algo que, sin duda, está marcando el grado de maldad que cada día va en aumento con el mayor grado de maldad.

Ya en otros editoriales lo hemos dicho, no es que las armas en sí sean la raíz de todo el problema, sino más bien las malas inclinaciones de las personas las cuales hoy día están más centradas en la maldad y en su egoísmo que en el bienestar del prójimo.

Son muchos los factores que están contribuyendo a que los humanos estén actuando con este grado de maldad. Entre uno de ellos es los juegos de video y películas que, cada día fomentan más la violencia y aunque muchos dudan de la influencia de ellos, la realidad es que se equivocan.

Muchas de las cosas de las que llevamos a cabo o queremos, primero entran por el deseo y ese deseo entra primero por los ojos, y el enemigo de un ojo “La Televisión” lo está logrando.

He aquí la importancia de que, como adultos maduros, tomemos más conciencia en lo que nuestros hijos se están entreteniendo, ya que hay experiencias de la vida real donde jóvenes le han quitado la vida hasta a su propia madre, después de que su mente fue “copada” de basura de películas llenas de violencia.

Es obvio que, con una buena educación, ningún ser humano va ir a tomar un arma, y cuando hablamos de un arma, puede ser cualquier cosa que se puede utilizar para quitarle la vida a otra persona. Es por eso la importancia de que en más de una ocasión hemos escrito de no permitir que nuestros hijos se entretengan con juegos o películas llenas de violencia.

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No pretendemos que nadie deje de divertirse o ver la televisión, sino más bien crear conciencia de lo malo que puede resultar el no tener un control de lo que vemos. Es verdad que cada quien tiene la libertad de elegir lo que va o no va a ver, pero todos podemos contribuir a que el grado de maldad no provenga de nuestras familias. Eso, lo único que logrará al final es paz y tranquilidad en nuestras familias y con el prójimo.