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Porque las cosas no son iguales de aquí para allá, que de allá para acá

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Opinión por Héctor Loya

Creo que una gran cantidad de personas han cruzado la frontera hacia Estados Unidos, por cualquiera de los puentes internacionales, con el evidente fastidio de permanecer horas en esas filas que parecen interminables.

Pero al llegar a los puertos de ingreso, la Ley de Inmigración y Nacionalidad de los Estados Unidos exige a todos los que desean cruzar, primero, la visa debidamente expedida por el gobierno norteamericano, y esto lo hace un oficial CBP (Customs and Border Protection).

Ahí, y dependiendo de la pericia del CBP, todos los que cruzan a territorio norteamericano, son sometidos a un breve -a veces intenso- interrogatorio y la revisión vehicular que dependerá también de la decisión del oficial de migración y seguridad fronteriza.

Las preguntas frecuentes son, “a dónde se dirige”, “qué hará en Estados Unidos”, si “lleva algo que esté prohibido”, “cuánto dinero en efectivo lleva consigo”, pero si su estancia va más allá de las millas permitidas con la simple visa, deberá mostrar boletos de avión, tramitar un permiso para internarse en otras ciudades que no sea la frontera misma, así como demostrar una estancia de hotel o bien, el domicilio donde permanecerá.



Si el CBP lo considera, le podrá negar el ingreso a su país, todo depende de la experiencia, el olfato policial y hasta las respuestas que posiblemente sean equivocadas por algún momento de tensión nerviosa, al fin y al cabo, el CBP tiene en ese momento, la decisión de su ingreso a Estados Unidos.

Mi pregunta es… ¿por qué si las medidas de seguridad en los puertos fronterizos son tan estrictas de aquí para allá, no pueden ser iguales de allá para acá? ¿Acaso hemos visto esas mismas filas para que los ciudadanos norteamericanos ingresen a territorio mexicano?

A lo más que hemos llegado es que las autoridades mexicanas encargadas del ingreso por tierra de extranjeros provenientes de Estados Unidos, declaren mercancía y no excedan de lo permitido por la Secretaría de Hacienda. Pero de ahí en más, no he visto nunca que haya un interrogatorio, o una simple entrevista, en los puertos internacionales mexicanos con ciudadanos norteamericanos.

Me puedo equivocar, seguramente así es, estoy en un error, pero jamás he visto a una autoridad mexicana interrogando a un ciudadano norteamericano que cruza a cualquiera de las ciudades fronterizas. Claro, al igual que los mexicanos que van más allá de El Paso, por ejemplo y que deben tener un permiso de internación, también aplica para los norteamericanos que viajarán más allá de Ciudad Juárez, por citar una ciudad fronteriza.

¿Por qué todos los mexicanos deben mostrar visa y responder infinidad de preguntas cuando cruzan a El Paso? ¿Por qué de allá para acá nadie les pide a los norteamericanos ni buenos días? Los puertos de revisión en la frontera mexicana están llenos de oficiales, militares, guardias, pero nadie se atreve a preguntarle a los ciudadanos norteamericanos, de perdida, a dónde van.

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