“La policía testificó que fue por celos que mató a Karla Guadalupe Magaña”
Por Joel Morales
El Informador
GRAND RAPIDS, MIf
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Le tomó solo tres horas a un jurado para encontrar a Raúl Pérez, de 44 años de edad, acusado de matar a Karla Guadalupe Magaña de 31 años, el 26 de octubre del año pasado, culpable de homicidio en el 1ero grado el jueves 31 de agosto en la Corte del Circuito 17 en Grand Rapids.
Fue el 16 de noviembre que el detective Robert Robinson, del Departamento de Policía de Wyoming testificó en la Corte del Distrito 62-A que al interrogar a Pérez después de su arresto, el hispano le dijo que puso sus manos alrededor de su cuello y la mató.
En el primer día del juicio el martes 29 de agosto, el fiscal asistente del Condado de Kent, Jeff Kemperman, dijo que cuando Robinson el preguntó a Pérez, cuál era su intención al poner sus manos alrededor de su cuello, el acusado le había dicho “quería matarla”.
Kimberly Pérez, la hija del acusado, quien fue la primera en testificar en el juicio, describió las horas antes de lo sucedido, y como su padre, quien parecía estar borracho, la había llamado a las aproximadas 4 o 5 de la madrugad para decirle, “Solo te quiero decir que te quiero y discúlpame por no haber estado allí cuando más me necesitabas. Hice algo muy malo, maté a una señora”.
La joven testificó que al principio no le creó a su padre, pero que horas después, al ver maletas a la puerta de entrada de su apartamento del complejo de apartamentos Woodcreek en la cuadra 1400 de la Calle 44 SW, comenzó a pensar lo que le había dicho y decidió llamar a la policía.
El agente de la ley Nick Weemhoff, uno de un media docena que también testificaron sobre lo que vieron al responder a la llamada de emergencia, dijo que vio a la difunta en el piso del baño del apartamento, su cuerpo desnudo cubierto por una toalla color café, con una herida punzante al lado izquierdo de su sien, como sangre en un sofá de la casa, en la alfombra del apartamento, y lo que parecía como cabello humano con sangre en el comedor.
Al ver la imagen de su hermana sobe una pantalla en el salón de la corte del juez George J. Quist, José Magaña se conmovió y limpiaba las lágrimas de su cara, como también otros familiares.
El abogado de Pérez le pidió al jurado que regresara un veredicto de culpable de homicidio en el segundo grado y no el primer grado, porque el hispano había reaccionado a la noticia que Magaña quería salir con otros hombres y que no fue un acto premeditado.
“Para mí todo sigue igual, como si no hubiera pasado”, nos dijo Kimberly Pérez la hija de Raúl, durante un breve descanso durante el juicio. “No puedo creer que va ser un año desde que ocurrió esto, pero yo todavía lo miro como mi padre”, agregó.
El homicidio de Magaña desató una polémica entre el Departamento del Alguacil del Condado de Kent y el Departamento de Inmigración (ICE sus siglas en inglés), que se señalaron el uno a otro, ya que Pérez había sido deportado dos veces a México y había sido arrestado el 22 de octubre, cuatro días antes de la muerte de Magaña, dejado en libertad antes que oficiales de inmigración se enteraran.
Pérez será sentenciado por el juez Quist, el 25 de septiembre. Enfrenta una pena de cadena perpetua por la muerta de la madre mexicana.