Opinión por Héctor Loya
Varios de los aspirantes republicanos a la candidatura presidencial para las elecciones en Estados Unidos del año entrante han venido radicalizando su discurso en una competencia por el voto de los sectores más reaccionarios, xenófobos y racistas del país de las barras y las estrellas.
El más destacado en ellos es el gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien parece ser, hoy por hoy, el más serio rival del ex presidente Donald Trump, quien está envuelto en diversos procesos judiciales por una numerosas de imputaciones, en la carrera por la nominación.
En la semana DeSantis presentó un minucioso plan para blindar la frontera sur del país, semejante a las fantasías de Trump sobre la construcción de un muro limítrofe desde San Diego hasta Laredo, pero más radical.
Además de semejante obra, DeSantis ha propuesto dotar a los estados y condados de facultades para perseguir a los migrantes, en abierta oposición a la atribución exclusivamente federal de la aplicación de las leyes migratorias, facultad que se vio reforzada la semana pasada por un fallo de la Corte Suprema de Justicia.
Adicionalmente, el gobernador republicano plantea negar la nacionalidad por nacimiento a hijos de migrantes nacidos en Estados Unidos, denegar toda petición de asilo presentada por un ciudadano extranjero y aplicar impuestos a las remesas que los trabajadores procedentes del exterior envían a sus países de origen, entre otras medidas.
Así, la pugna entre los aspirantes republicanos por ver cuál de ellos propone las acciones más atroces y crueles en contra de los extranjeros en situación irregular se ha convertido en uno de los ejes principales de la disputa por la candidatura.
Lo exasperante del caso es que, con ello, los protagonistas de esta competencia vergonzosa impulsan el corrimiento a posiciones cada vez más cavernarias del conjunto de la clase política y que atizan las fobias racistas.
En tal circunstancia, resulta impostergable que los políticos republicanos se deslinden del racismo y la xenofobia y que los sectores progresistas y democráticos de la nación se movilicen para ofrecer información verídica, combatir el odio como instrumento de afanes electoreros y contrarresten las peligrosas tendencias políticas e ideológicas que satanizan a los no estadunidenses.