Por María Erazo-Luna/ Estratega Financiera y Autora
Esta mañana, mientras mis hijos y yo nos preparábamos para llevarlos a la escuela, mi hijo, el más pequeño, se tomó más tiempo de lo normal para hacer sus responsabilidades y no alcanzó a empacar algunos aperitivos que quería llevar a la escuela. Se enojó mucho y comenzó a quejarse por la falta del tiempo, comenzó a culpar a su hermano mayor por no ayudarlo, y a mí por no haberle pedido a su hermano que le ayudara. Cuando traté de explicarle por qué no le había pedido a su hermano que lo ayudara, él comenzó a quejarse aún más. Él estaba enfocado en el hecho de no haber tenido suficiente tiempo para empacar su comida. Y esto le impedía escuchar cualquier explicación o motivo de mi parte. Una vez que se clamó le expliqué los motivos por los cuales no le había alcanzado el tiempo, y le ayudé a comprender que el culpar a su hermano y quejarse, no iba a ser la solución a su problema. Sin importar lo que su hermano estaba haciendo o no, si él no aprende a ser más estratégico en sus obligaciones, nunca tendrá suficiente tiempo para cumplir con ellas. Esto es muy común en nosotros, los adultos. Cuando no obtenemos los resultados que queremos, comenzamos a culpar a los demás en vez de prestar atención a nuestras acciones, o a la falta de acciones. Y mientras no tomemos responsabilidad por nuestros resultados, no vamos a lograr nuestras metas. Así que aproveché esta oportunidad para ayudar a mi hijo a identificar las lecciones que aprendió de esta situación:
1- Culpar a los demás no te libera de tus responsabilidades
2- No saber utilizar el tiempo ni prepararte con anticipación, causa atrasos y estrés
3- No estar conscientes de lo que estamos haciendo nos causa distracción
4- Aceptar responsabilidad total por nuestros resultados es clave para lograr el éxito en cualquier área de nuestra vida.
Estas lecciones que, aunque parecen simples, pueden llegar a ser muy difíciles de cumplir. Te deseo un día exitoso y te reto a que tomes control de todos tus resultados.
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