Por: Miguel Ángel/El Informador
Wyoming, MI. –
ALUDOS Informados amigos… Terminó hace un par de semanas el mundial de fútbol femenil, celebrado en Francia, y podemos ver que el fútbol femenino sale por fin a la luz desde las sombras en las que ha sobrevivido y crecido. El campeonato Mundial que se celebró en Francia demuestra que no es una modalidad inferior, que las jugadoras compiten a un nivel muy elevado y que la afición va en aumento. La cobertura mediática, impensable en otros tiempos, es un acicate y un paso más hacia la igualdad en un terreno de juego, el del fútbol, en el que los torneos masculinos, con enormes presupuestos, fichajes galácticos y espléndidas operaciones de mercadotecnia, han eclipsado a los femeninos.
Gracias al respaldo de empresas patrocinadoras, las ligas femeniles están gozando de un presupuesto que le permite proyectar un modelo de negocio que, si bien está todavía a larga distancia de la disciplina masculina, le permite ampliar sus horizontes e incrementar su atractivo como espectáculo deportivo. Es hora de que los grandes clubes no vean a sus respectivas secciones femeninas como algo exótico.
El hecho de que entidades relevantes como el Real Madrid carezcan de un equipo de mujeres revela que aún queda camino por recorrer, pese al reconocimiento social y el enorme tirón que las jugadoras están empezado a tener entre los aficionados. Se pudo comprobar hace pocos meses en Wanda Metropolitano con el choque entre el Atlético de Madrid y el Barcelona, que abarrotó las gradas con más de 60.000 espectadores.
En la liga mexicana en la final pasada entre los equipos de Tigres y Monterrey fueron más de 30,000 asistentes a los encuentros por partido. Aun así México, no obstante, está todavía lejos de países como Francia o Estados Unidos, donde el fútbol femenino disfruta de una sólida implantación social y económica. Hace falta un cambio de cultura tanto en las instituciones futbolísticas como en el ámbito educativo para visibilizar la presencia de las mujeres en un deporte donde los hombres han tenido históricamente un papel hegemónico. El Mundial de Francia fue una buena tarjeta de presentación. Nos leemos la próxima y recuerden: “Unas veces se gana, otras veces se aprende”.
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