Opinión: Casa editorial El Informador
Las consecuencias para la salud, provocadas por el consumo de drogas ilícitas siguen siendo motivo de preocupación para Estados Unidos y a nivel mundial; hoy observamos que en todas las naciones enfrentamos el crecimiento del consumo entre nuestras poblaciones, particularmente entre los grupos más vulnerables y los jóvenes.
El consumo de drogas es un asunto que cada año quita la vida a miles de personas, cifras aterradoras que invitan a la reflexión, a pensar y meditar sobre los programas de prevención, tratamiento y rehabilitación que tanto necesitan ser difundidos.
Mucho se habla sobre el tema de legalizar las drogas y en algunos estados de nuestro país el uso de la marihuana medicinal o recreativa ya es una realidad, pero desde mi punto de vista el legalizar estas sustancias solo significa cobijar el delito, es rendirse y admitir que el tráfico de éstas nos ha rebasado.
Resulta inadmisible cómo las drogas roban infancias, destruyen familias y anulan historias aún por escribir. Es un negocio que genera millones de dólares a costa de la debilidad de los seres humanos.
Pero de nada sirve anclarse en el dato y mirar hacia otra parte sin hacer nada, es necesario pasar de la teoría a la práctica o como solemos decir del dicho al hecho, tenemos que actuar, y cuanto antes. Señores políticos: aprueben normas que endurezcan este tipo de hechos, cambien la ley, sean firmes y actúen contra la gente que gana dinero con la desgracia del prójimo.
Porque es ahí, en ese negocio donde está el germen, da igual si es coca, éxtasis, marihuana o crack; es nuestro deber intentar erradicar esta lacra que un día puede llamar a nuestra puerta. Seamos conscientes, eduquemos en valores y tengamos compromiso por combatir este mal que tanto daño hace a nuestra sociedad.
