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Niños inmigrantes comparten experiencias desgarradoras

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“Incidentes dolorosos en KidSpeak® 2018: “Derrumbando los Muros”

Por Joel Morales

El Informador

GRAND RAPIDS, MI

joel@elinformadorusa.com

Durante dos horas en las cámaras del Concilio de la Ciudad de Grand Rapids el viernes 27 de abril, 40 niños de distintas culturas y orígenes étnicos, jóvenes y adolescentes, compartieron lo que viven a diario por ser inmigrantes, lo que conmovió a más de 200 personas en el auditorio.

Uno por uno los niños se dirigieron a los miembros del concilio, líderes hispanos, entre ellos Sonya Hernández de la Comisión Hispana/ Latina de Michigan y la Dra. Lupe Ramos-Montigny, integrante del Consejo de Educación de Michigan, agentes de la ley y dirigentes de varias agencias y organizaciones. Donde se relataron experiencias de como han sido tratados por ser de otro país o nacionalidad, verse y vestirse diferente, y por tener piel trigueña, entre otras cosas.

De las presentaciones, que fueron parte del Concilio Juvenil de la Alcalde de Grand Rapids, hubo varias que conmovieron a la audiencia, pero fue la de Amalia Barrera, una joven y estudiante del cuarto año en la academia Grand Rapids Prep, que atrajo aplausos de toda la sala.

“Deportación, esto ha tenido un impacto enorme en mi vida”, dijo Barrera entre lágrimas. “Todos los días pienso, ¿Cuándo me va a pasar a mí y a mi familia?”, agregó.

La joven hispana, cuyo padre es mexicano y su madre anglosajona, compartió con el concilio que hace dos o tres años, su papá fue a México a visitar a su familia, al regresar y pasar por la frontera, los oficiales al ver sus tatuajes y joyería que llevaba puestos, le quitaron su tarjeta de residencia.

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“El finalmente pudo regresar, pero no todos son tan afortunados”, dijo la estudiante. “Yo quiero que mi padre viva aquí conmigo y el resto de mi familia”, agregó, lo que ocasionó que una integrante en la reunión le diera un abrazo, y la consolara mientras terminaba su breve discurso.

Al concluir las palabras de Amalia Barrera, todos los integrantes de la ciudad, los líderes y los espectadores se pusieron de pie y aplaudieron, conmovidos por las palabras de la joven mexicoamericana.

“El ser llamado inmigrante es un insulto”, dijo una joven, oriunda de Kenya, África Oriental. “¿Qué haces aquí? No te queremos aquí. Nunca sentí que pertenecía. Aparentemente las personas de color siempre van ser vistos como los intrusos”, dijo otra.

“¿Somos una nación estupenda si les prohibimos a personas de otros países entrar a Estados Unidos? ¿Somos una nación estupenda si gastamos millones para construir un muro (en la frontera), cuando pudiéramos usar ese dinero para ayudar a las personas sin techo y erradicar el hambre?”, también dijo otra joven de raza morena y blanca.

Una alumna musulmana, del grado 4to, habló con tanta claridad y autoridad, lo que ocasionó una reacción positiva en la alcalde Rosalynn Bliss, quien se acomodó y sentó a la orilla de su silla para escuchar con todos sus sentidos. La joven explicó que nunca olvidará el día que escuchó a las amiguitas de su hermana decir que eran terroristas porque portaba el “hijab”, un pañuelo utilizado por la mujer musulmana en público, para afirmar su identidad cultural y religiosa.

“Los inmigrantes son unas de las personas más trabajadoras en nuestro país”, dijo Nithya Balakrishnan, de 16 años de edad, estudiante en la escuela secundaria Forest Hills Northern. “Son nuestros maestros, nuestros médicos, nuestros científicos, abogados, etc.”, agregó.

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