Dos enfermeras fueron enviadas a prisión preventiva por el “hurto” de 500 vacunas contra la COVID-19 en un pequeño poblado del noreste de Bolivia fronterizo con Brasil que sufre un rebrote del virus y que las autoridades temen que sea por la nueva variante brasileña.
Las dos enfermeras encargadas de la custodia de las vacunas están acusadas de hurto y la Fiscalía pidió a un juez prisión preventiva para ambas por 60 días, dijo el fiscal Javier Colque. La audiencia se cumplió el sábado en la noche en la pequeña ciudad amazónica de Guayaramerín. Las primeras pericias todavía no han determinado si son las autoras del robo.
Las cajas selladas con las vacunas fueron robadas el jueves del centro de salud Los Almendros de esa localidad y aunque fueron devueltas al día siguiente por dos encapuchados que huyeron, las autoridades sanitarias descartaron utilizarlas por inservibles debido a que no fueron resguardadas por la cadena de frío, dijo el médico Maicol Borches, Coordinador de la Red de Salud de Guayaramerín.
El caso generó condenas y críticas en medio de una urgencia y escasez de vacunas que obligó al Ministerio de Salud a demorar la vacunación masiva a la población de debió comenzar el 1 de abril para privilegiar a las zonas fronterizas con Brasil para contrarrestar una posible propagación de la nueva variante que es más contagiosa, según los expertos.
