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El señor de los funerales falsos

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“Juan Figueroa” así se hace llamar el mexicano que viaja de ciudad en ciudad en Estados Unidos, pidiendo dinero para los gastos funerales de sus seres queridos, pero su fraude fue descubierto por El Informador a las afueras de la tienda El Paraíso, en Fort Wayne; Indiana. (Foto: Alma Molina / El Informador)

“En Grand Rapids se le murió el papá y ahora en Fort Wayne Indiana la hija; lo que es totalmente falso”.

Por Luis Molina / El Informador
Luis@elinformadorusa.com

FORT WAYNE, IN. (ELIN).- Juan Figueroa, quien según dice que es originario de Sahuayo, Michoacán; viaja de ciudad en ciudad por los Estados Unidos, pidiendo dinero a las personas con el fin de pagar los gastos funerales de sus seres queridos. En Grand Rapids se le murió el papá y ahora en Fort Wayne, Indiana la hija; lo que es totalmente falso.

El pasado domingo 9 de septiembre, alrededor de las 8:00 p.m., llegamos a la ciudad de Fort Wayne, en el estado de Indiana a tres horas de distancia de Grand Rapids, para encontrarnos con el mexicano que lleva tiempo estafando a las personas, pidiendo dinero para sufragar los gastos funerales de algún ser querido fallecido. El hispano carga consigo una cajita blanca con la foto de la persona “muerta” y una explicación de cómo murió.

Alma Molina, se encontró con Figueroa para entrevistarlo en un video en vivo disponible desde nuestra página de Facebook El Informador. El hombre no dudó ni un segundo en colaborar para la entrevista. “Una hija murió de cáncer, ella falleció hace 10 días” mencionó el hispano. “Se llama Karla Sofía Figueroa, llevaba mucho tiempo enferma; cáncer en el cerebro y en los huesos” agregó.

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Según el mexicano, el dinero serviría para enviar el cuerpo de su hija a Mexicali y de allí ser trasladado a Sahuayo, Michoacán. “Son cosas que le pasan a uno, Dios se la llevó; ya está con él en el cielo” indicó. “Debo tener mucho valor y ánimo” mencionó.

Sin embargó, un servidor entró y enfrentó a Figueroa a las afueras de la tienda El Paraíso en Fort Wayne, Indiana. Le recordamos sobre su estafa en Grand Rapids, donde en diversos lugares colocó cajitas de contribución. Figueroa al enterarse de que las personas se dieron cuenta del fraude, inmediatamente recogió las cajas y huyó de la ciudad de Grand Rapids.

El estafador había utilizado la foto del sr. Gabriel, residente de Holland, MI; y la colocó en las cajitas blancas junto al nombre de Alfonso Barajas, según el padre “fallecido” de Figueroa. El sr. Gabriel al ver las cajas en las tiendas con su foto en ellas, se llevó una gran sorpresa e inmediatamente se contactó con El Informador para aclarar y evidenciar el fraude del mexicano.

En Fort Wayne, Figueroa aseguró que el cuerpo de su padre había sido enviado a México, y ahora estaba recolectando dinero para los gastos funerales de su hija fallecida.

Después de una serie de preguntas, el hombre confesó que todo lo que había hecho era mentira y una estafa. Finalmente, Figueroa pidió una disculpa a toda la comunidad de Grand Rapids, “No tengo nada que decir” dijo avergonzado. “Una disculpa, ya no lo voy a hacer jamás” agregó.

También afirmó que la foto de la mujer en la caja no era su “hija”. El hispano reconoció ante la cámara de El Informador que es una mentira todo lo que hace, no se le ha muerto “ni su hija ni su padre”. También aseguró que detrás de su estafa, él solo se las ha ingeniado para crear las cajitas y conseguir las fotos, nadie más le ayuda; sin embargo, cientos de personas han asegurado que se le ha visto con más personas realizando las colectas.

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Muchas personas en redes sociales no están de acuerdo con su forma de conseguir dinero y otras lo apoyan, aun sabiendo que se trata de un fraude y en Estados Unidos es considerado un delito. Como consecuencia, decenas de ciudadanos han optado por negarse a ayudar a la gente que andan pidiendo dinero, y esto afectará a las personas que de verdad lo necesitan.

Según estudios, sin regulación de la autoridad, en un día u horas una persona que pide dinero en las calles, pueden cuadruplicar el salario que obtienen miles de profesionistas, o las utilidades que genera una microempresa.