Editorial por Luis Molina
Esta columna la escribí mientras estaba en el avión de regreso de Honolulu, Hawái, que por cierto es una isla hermosa la cual se las recomiendo. Pero bueno no les quiero hablar de Hawái, sino más bien del joven Nikolas Cruz que por todos es bien sabido que cometió una terrible masacre y mató a 17 personas e hirió a 14 más. Algunas personas en las redes sociales dieron su opinión y estaban furiosas diciendo que él no fue el único culpable.
Argumentan que también deberían de señalarse culpables a los productores de armas. Lo cual en mi opinión es tonto, ya que cada quien es responsable de sus actos. Un mal conductor detrás de un volante puede convertir a ese vehículo en arma peligrosa y matar otras personas. Entonces cabe la pregunta: ¿quién es el culpable el que manejaba el auto o los fabricantes del vehículo? Sería tonto querer culpar al fabricante, queda claro que el único responsable es el conductor por no ser responsable al conducir su vehículo.
En las cárceles de los Estados Unidos periódicamente se registra las celdas de los presos, incluso al sacarlos de sus celdas se revisan para asegurase que no carguen nada que le puedan hacer daño a otros reos. ¿Por qué? En una ocasión un reo utilizó su cepillo de diente para afilarlo y sacarle punta para que le sirviera como un objeto punzante para apuñalar a otro reo y quitarle la vida.
Surge la pregunta. ¿Deberían acusar al fabricante de ese cepillo de dientes por la muerte de ese reo? Sería absurdo y una tontería. Lo mismo con las armas, si una persona tiene una, entonces tiene que ser responsable y si la usa para cometer una masacre como la que cometió el joven Nikolas Cruz, quien lo hizo a propósito, no se puede culpar a terceras personas más que el que la usó.
